18/6/08

Casting final


Por petición popular, es decir, petición hecha por uno de esos mamonazos de Pamplona que leen pero no comentan, me veo en la obligación de contar quién se quedó al final con la habitación que pasamos durante dos semanas sorteando. La cosa es rápida: el afortunado ganador, para nuestra desdicha, es un italiano tan raro como él solo (espero que nunca llegue a encontrar esta página). Al tío parece que le cuesta hasta saludar y no sé si es que no entiende muy bien el español o es tonto perdido, porque le dijimos que con el teléfono fijo sólo podía llamarse a números nacionales y el otro día, trasteando, vi las llamadas realizadas y ya iban cuatro a Italia. Menos mal que están bloqueadas. Por no hablar de que parece que tiene intenciones de traer a toda Italia, uno cada fin de semana: habrá que pararle los pies, a este no pienso darle cancha para que nos pase como con la puta valenciana.

Diré sólo que siguió viniendo gente como mínimo extraña, y que los pocos normales que se acercaban encontraban otra casa echando leches. Llegó incluso una madrileña, camarera de un conocido bar de la ciudad, que me hizo incluso olvidar a la cordobesa, pero no pude retenerla aquí... lástima.

Uno de los diez o doce más que vinieron merece una mención especial. Se trataba de un Argentino, uno de los especímenes más extraños que he visto en mi vida. Cuando él llegó yo estaba solo en casa y Sergio llegó a mitad de la visita, así que yo me encargué. El tío entró y decidí enseñarle la habitación en primer lugar. Nada más abrir la puerta se puso a mirar por la ventana, así que ahí estaba yo, enseñándome la habitación a mí mismo. De ahí pasamos al baño, y mientras le hablaba me giré para mirarlo y descubrí que nuevamente estaba hablando solo, porque él se encontraba mirando fijamente la puerta de la habitación de Sergio, que se encontraba cerrada. Le enseñé el salón y se me escurrió por el pasillo, le enseñé la cocina y a la que me giré se coló en el salón, le enseñé el otro baño y ya no sé dónde estaba... ¡Joder, qué tío!

En estas llegó Sergio y lo dejé hablando con él porque mis nervios ya no daban para más. Otro dato: el pavo va y nos suelta que lo mismo se larga en dos semanas si le da el aire. Un desastre, vamos. Y ahora viene el colofón: cuando terminó de soltar perlas por esa boquita nos pregunta que si puede entrar a ver la habitación una última vez (no sabes lo acertado que estás con lo de la última, pensé yo). Y lo hizo: eran ya las nueve y media de la noche y el imbécil entró a la habitación sin dar la luz, a oscuras, y allí estuvo durante tres minutos, al cabo de los cuales salió y se despidió. Yo ni me moví, ya lo había padecido bastante, así que dejé que mi compañero lo acompañara a la puerta.

Cuando ya se hubo ido (bonito arcaísmo, por cierto; no pienso cambiarlo, reivindico el pretérito anterior), Sergio regresó y me dijo que cuando había pasado por la puerta de mi habitación, que estaba abierta y con todos mis trastos ahí, el muy imbécil había preguntado si ahí vivía alguien porque esa habitación le gustaba más.

Sin comentarios.

4 comentarios:

Faroni dijo...

El 80% de la gente que pulula por las calles tiene un cociente intelectual inferior a 70.

Galatea dijo...

Es cierto que hay mucha gente rara suelta por ahí. Pero, ¿qué me dirías de alguien que tiene que crear varios personajes para poder autocontestarse a sí mismo? Tampoco eso es muy normalito, ¿eh?

Black Queen dijo...

A ver, no digas esas cosas, eso lo hago para obligar a los degenerados de Pamplona a dar señales de vida y además tú lo sabes, así que no me boicotees.
Además, si fuerais un poquito más decentes no haría falta recurrir a semejantes estratagemas.

Anónimo dijo...

No eches la culpa de tus rarezas a Galatea, primera en belleza e inteligencia. La doble personalidad al final te traerá problemas.