29/4/10

Libertad 2.0


http://libertad20.es/

28/4/10

Hora de comer


Si alguna vez comencé una dieta, ésta se fue definitivamente al carajo el sábado. Y es que no se nos ocurrió mejor idea que ir a uno de esos lugares llamados bufés libres, en los que la posibilidad de comer sin límite hace (al menos en mi caso) que uno quiera probar todos y cada uno de los platos que allí se encuentran. Adelanto que tal intención fue imposible de llevar a cabo debido a la desproporcionada cantidad de comida que allí había reunida: comida china, mariscos, sushi (un tipo hacía las bolitas de arroz y colocaba el pescado sobre ellas sin parar), comida española (con otro tipo preparando paellas a destajo), comida italiana, wok, pizzas, una parrilla de carnes argentinas en la que cocinaban todo en el acto, otra parrilla con pulpos, sepias y gambas, cinco tipos de tarta, panacottas (ni sé ni me interesa saber el plural en italiano), flanes, yogures y muchas frutas distintas, rematado todo esto por un tipo que hacía crepes sin parar.

Y ahora díganme si no es como para engordar 20 kilos en la misma comida, más aún con el afán que yo tengo por probar todos los platos en este tipo de sitios. Ni que decir tiene que no logré cumplir mi objetivo: ni pizza, ni ostras, ni lomo, ni chorizo criollo, ni pasta, ni wok... Y descartando así parece que no comí nada, pero no pueden hacer una idea de todo lo que entró en mi estómago: pollo crujiente, cangrejo, chopitos, sepia, langostinos, carne especiada, solomillo, sushi, calamares, tartas, crepes, fruta, flan y un largo etcétera.

Así que ya saben: si quieren la próxima cena la hacemos en Madrid, que me quedé con ganas de probar el resto.

P.D.: Y si el sábado tocaba la calidad (y la cantidad, para qué negarlo), el domingo lo castizo, que tampoco está mal: un bocata de calamares y una caña servidos sobre un mantel que acumulaba el aceite de generaciones en una tasca que jamás había conocido reforma alguna, y de postre un helado de mojito en una heladería italiana no muy lejana.

Y dejemos ya de hablar de comida, al menos en una buena temporada.

14/4/10

Tente

Este era mi favorito

Es mentira que el tiempo nos dé alcance de forma gradual, lo hace en un instante y carga sobre nuestras espaldas todos los años de los que no éramos conscientes. Digo esto porque el otro día cayeron sobre las mías al menos veinte años en un instante y sin ninguna consideración. Estaba con un amigo buscando un regalo de cumpleaños para su sobrino, y lo que debería haber sido rápido (un ¿qué juguetes están de moda ahora mismo entre los críos; pues éste, éste y éste; bien, me llevo esto entonces), se convirtió en una suerte de tortura psicológica al dejarse llevar el tío por la nostalgia.

El caso es que allí estábamos mirando juguetes cuando, como he dicho, mi amigo sufrió un ataque de nostalgia y decidió que iba a regalar a su sobrino uno de los juguetes con los que él jugaba de niño (ha llovido desde entonces) y detuvo a una de las dependientas de la juguetería para preguntar: ¿Tenéis Tente? Para los desmemoriados o para aquellos que no puedan tener memoria de esto, explicaré que Tente era una marca que comercializaba muñecos, robots, barcos y demás, que se montaban por piezas. Esto es, tú (yo) eras un crío que recibías una caja de mediano tamaño, la abrías y ahí dentro sólo había miles de piezas (no eran tantas pero lo parecían) del tamaño de una de las teclas del ordenador. Junto con ellas venía un dibujo de aquello en lo que todos esos trozos de plástico debían convertirse. Entonces comenzaba el montaje, o lo que es lo mismo, tenías a tu padre durante dos horas esclavizado montándote el juguete para poder dejar volar la imaginación lo antes posible.

La dependienta puso cara de asombro ante lo que parecía la pregunta de un marciano, antes de soltarnos, así, a bocajarro, que eso hacía la tira de años que ya no se fabricaba, y que había sido sustituido por otra marca de nombre impronunciable. En ese momento nos dio el tiempo alcance, con los veinte años que hacía que nosotros jugábamos con los Tente. Desaparecidos. Para siempre. Y con ellos nuestra infancia, de cuya pérdida parecíamos no ser conscientes.

Pero al final el niño tiene su regalo: un flexo. Prueba de que el tiempo es también un gran enemigo de la imaginación. Mientras nuestra mente se refugia en la niñez tenemos ideas (ya verás que juguete más guay: un Tente) pero una vez que nos quitan eso no encontramos en el presente nada que nos sirva de soporte fantástico. Quizá es que perdemos la imaginación al crecer y si nos quitan los elementos de aquella época en la que la tuvimos nos vemos perdidos. Quizá.

10/4/10

Viaje al Oeste (10) Citas


No hay cumbre sin monstruo ni cima en la que no habite un demonio.

Viaje al Oeste

8/4/10

Hermosa retórica


Ayer El País publicaba un artículo inusualmente interesante, firmado por una tal Sinnead O'Connor, a quien desconozco por completo, al parecer una músico dublinesa. Ella se quejaba de la carta de falsa disculpa escrita por el Papa con respecto a los abusos sexuales cometidos en Irlanda y en la que, como todos ya sabemos, dice que le horroriza lo sucedido (o algo así), habla de perdón y de orar y esas cosas, pero hace también un vergonzoso ejercicio de caradura al tomarlo por un problema de la iglesia irlandesa y no asumir la responsabilidad que él tiene como jefe supremo de todos los obispos, estén donde estén. Por no mencionar que oculta que fue informado de todo esto cuando también él era obispo y no hizo nada al respecto, es más, también lo ocultó entonces. Y estamos hablando de ocultar un delito: ¿Hay alguna ley que impida juzgar al Papa?

Todo lo que dice está perfectamente razonado, así que, por favor, léanlo. De todos modos el párrafo que me ha llegado al alma es el siguiente:

El Vaticano está actuando como si no creyera en un Dios que todo lo ve. Quienes dicen ser los guardianes del Espíritu Santo se dedican a aplastar todo lo que el Espíritu Santo representa. Benedicto es culpable de dar una imagen falsa del Dios al que adoramos. Todos sabemos, en el fondo de nuestro corazón, que el Espíritu Santo es la verdad. Por eso sabemos que Cristo no está con esos que le invocan con tanta frecuencia.

Supongo que se habrán dado cuenta de porque me ha llamado tanto la atención está frase. Ni más ni menos que porque utiliza la misma retórica a la que tan acostumbrados nos tiene la iglesia, contra ella. Son verdades absolutas, inatacables y realizadas desde la fe. Como todas esas que tenemos que tragarnos, al menos en España, todas las semanas por parte de la Conferencia Episcopal. Qué maravillosas que son cuando se vuelven contra aquellos que las escupen habitualmente. Bueno señores, me voy a levitar un rato.