29/8/09

Diarios madrileños (6)


Madrid ha hecho ya lo último que le podía permitir. Han robado a mi novia EN LA PUERTA DE CASA. El bolso con la cartera, toda la documentación, un Samsung Omnia recien comprado... Háganse a la idea. Ya no acepto medias tintas: al próximo que me hable bien de esta puta escoria de ciudad le cruzo la cara. Necesita un Nerón que la haga arder hasta los cimientos para reconstruirla entera, porque está podrida hasta el tuétano, ningún buen sentimiento me despierta ya. Y la policía ha tardado una hora en tomarle declaración para cursar la denuncia, supongo que para darles tiempo a los ladrones de usar todas las tarjetas y hacer unas cuantas llamadas a la otra punta del mundo. ¿Pues no estoy empezando a apreciar la filosofía de Charlton Heston?

28/8/09

Citas


La pequeña burguesía tiene mal gusto en todas partes, pero el siglo XX merece el honor de haber concebido un modelo de burgués absolutamente imbécil con el suficiente nivel de vida para vivir singularmente y con la formación cultural de estricto hombre masa.


MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN, La soledad del manager

25/8/09

La pretenciosidad hecha mujer


¿Se les ocurre un título más pretencioso para una película que Mapa de los sonidos de Tokio? A mí sí: La vida secreta de las palabras. Mi vida sin mí todavía no tiene el suficiente empaque. Isabel Coixet parece querer demostrar la calidad de sus películas por medio de títulos insoportablemente pretenciosos (creo que voy a repetir mucho esa palabra en este post). Más allá del título, vistos los argumentos y leídas algunas críticas, no parece que haya, de todos modos, demasiada de esa calidad. Reconozco no haber visto ninguna, pero es que tengo por costumbre no ver ni leer nada cuya sola lectura del título ya me exaspera (es por eso que todavía me resisto a abrir las páginas de La insoportable levedad del ser, aunque esta novela acabaré leyéndola por lo bien que me han hablado de ella).

Algunos me criticarán por estar en contra de Isabel Coixet sin haber visto ninguna de sus películas, pero es que basta con ver y oír a esta mujer para saber que no tiene nada que ofrecerme. Por sus palabras sé que es una feminista recalcitrante, así que supongo que sus largometrajes estarán infectados de esa enfermedad ideológica y no quiero contagiarme (espero que nadie me tache ahora de machista, pues tan escasos de luces me parecen los unos como los otros). De hecho un amigo que fue al cine a ver una película de esta señora me contó que sintió que habían estado abroncándolo durante todo el tiempo de metraje por ser un hombre y por lo tanto un desalmado y un cerdo.

Por su imagen, basta ver la de arriba, una mujer con aspecto de autosuficiencia, escudada tras el tipo de gafas de los supuestos bohemios modernos, que estoy convencido de que ella cree que le dan un aire intelectual. Todo en ella me resulta artificial, no veo por qué no van a resultármelo también sus películas. Y esa es otra cosa que no entiendo: ¿Por qué tantos directores se empeñan en hacer películas aburridas en las que los protagonistas tienen "terribles problemas existenciales"? ¿De verdad a alguien le gustan o es que hay tantos imbéciles que creen que eso es ser un intelectual? La gente cree que por ser difícil algo es bueno, y es una pena que ya nadie parezca poder distinguir entre lo difícil y lo vacuo.

PS: Ejemplos de películas difíciles: 2001, Cabeza borradora
Ejemplos de películas vacuas: Dancer in the Dark, Nueve vidas

20/8/09

Puerta del Sol 1900

Su figura emergía difuminada en la plaza, con tanta lentitud que el estatismo que transmitía parecía apoderarse también del resto de los personajes que allí se hallaban. Apenas una franja de carne en la que se adivinaban sus agrietados ojos se dejaba ver a través del ínfimo hueco que permitían una gorra inclinada adelante y las solapas levantadas de un abrigo de lana. Nadie se percató de su presencia, tan ocupados estaban todos en torno a un enorme objeto que parecía revestir un interés fuera de los común. Desde mi posición no podía distinguirse de qué se trataba, aunque parecía ser alguna especie de gigantesca olla metálica negra. El caso es que no se veían brasas encendidas bajo ella ni en ningún otro lugar y... ¿de qué iba a servir una olla sin un fuego al que arrimarla? Y viendo las trazas de los congregados (abrigos raídos, sombreros estropeados, pañuelos desgastados sobre las cabezas de las mujeres, barbas descuidadas, algunos cubiertos por mantas agujereadas...), sólo un fuego y una comida podían reunirlos con tal efectividad. Al observar con más atención vi cómo, en la base del misterioso objeto, estaban apoyadas las cabezas de algunos de los congregados. Entonces comprendí. No era comida lo que allí se habían acercado a buscar. En seguida vi más objetos idénticos que al principio me habían resultado invisibles por la aglomeración. Se trataba de los hornillos destinados a calentar la brea para el asfaltado de la Puerta del Sol, ya apagados pero calientes todavía, y los allí congregados se habían acercado en busca de aquel calor. Todos ellos gente de la calle que en raras ocasiones encontraban estufas semejantes, y que habían visto la ocasión de dormir calientes aquella noche, mientras no se enfriaran los hornos. El hambre no iba a desaparecer, pero al menos aquello aliviaría parte de su pesada carga. Y allí se amontonaban, unos sobre otros, formando una montaña de telas mermadas por el tiempo y la intemperie, un gigantesco carro de ropavejero hambriento de nueva mercancía que no dejaba de encontrarse por las calles.

12/8/09

Extrañas prohibiciones (1)

¿Cómo? ¿Que no puedo colocar mi sombrilla cuando voy a darme un baño a las tres de la mañana? Y si me cojo un cáncer de piel ¿qué? ¿Eh? Con lo peligrosa que dicen que es la luz de la luna. La verdad es que en esta playa no tienen vergüenza. Pues yo no pienso ir, no vaya a ser que por no tomar precauciones me alcance un rayo lunar en pleno ombligo y luego parezca una diana.

11/8/09

PyongYang


No se trata de una obra maestra pero resulta una lectura más que interesante. Guy Delisle, animador del Canadá francófono, viajó en .......... a Pyongyang para hacerse cargo de una serie de animación. En esta historia cuenta lo que vio allí durante aquellos meses.

La historia en ocasiones parece una mera parodia del régimen de Corea del Norte, pero él asegura que no, que excepto en aquellas ocasiones en las que los chistes que él introduce son evidentes, no se inventa nada. Es más, en muchas ocasiones no daba crédito a las cosas que estaba viendo. Así asistimos al desfile de un mundo gris en el que un sistema de gobierno demencial lo invade todo, convirtiendo a sus ciudadanos más privilegiados en soldados del país y, al resto, en mascotas obedientes dispuestas a lamer la mano de su amo.

Vemos autopistas descomunales que conducen a los monumentos del líder y por las que no transita nadie y poblaciones comunicadas por caminos sin asfaltar, ciudades en las que toda la iluminación se limita a los hoteles para los turistas, edificios cuya construcción ha sido congelada y permanecen eternamente inacabados, ciudadanos uniformados con el pin de su líder, mujeres que trabajan “voluntariamente” en las tareas de construcción y limpieza de la ciudad, niños con constantes e idénticas sonrisas que participan en desfiles de enaltecimiento de su líder... Pero de todo esto dos cosas llaman especialmente la atención, dos chistes tan atrayentes por lo trágico. El primero de ellos es una viñeta que muestra el reparto del arroz que el país recibe de la ayuda internacional: en él se muestra cómo aquellos más cercanos al partido pueden incluso tener excedentes, y como, conforme más alejado del poder se está, se recibe menos, hasta llegar a aquellos que no pertenecen al partido y que viven en un estado de absoluta pobreza y marginación social, como si no existieran. Al ver esa viñeta no he podido evitar recordar Farenheit 451, donde los que no se plegaban a la voluntad del gobierno tenían que recluirse en la marginalidad.

El segundo era un chiste que iba apareciendo a lo largo de la historia, en el que se nos mostraba a sospechosos de una ronda de reconocimiento para que identificáramos quiénes eran los enemigos del estado. Al final de la historia no quedaba ninguno.

Por lo demás, la historia resulta demasiado lineal para mi gusto, pero también muy entretenida e instructiva. No nos engañemos, no es una critica política ni social, aunque también contenga crítica. Es un libro de humor... humor de la tragedia.

9/8/09

Sabias y laicas palabras


El verdadero desafío es convencer a las sociedades islámicas de la validez de los valores laicos y no el de conducir a las sociedades occidentales a impregnarse nuevamente de razonamientos religiosos. Todos debemos defender el valor humano de la libertad, la libertad religiosa incluida. Estos valores, sin embargo, no son fruto de principios religiosos. Los auténticos valores occidentales manan precisamente del laicismo. Cualquier religión cuando ha ejercido el poder se ha limitado siempre a eliminar a aquellos que no creían en su Verdad.

Zouhir Louassini, El País, 1/4/2008

No sé ustedes pero yo estoy un poco cansado ya de los discursos apocalípticos que se viene gastando el Gran Emperador Benedicto XVI (que esa es otra: si el anterior se llamaba Giovanni Paolo II y en España era Juan Pablo II, por qué a este no lo llama ni Dios Benito XVI). Que si la familia se ve atacada por la sociedad occidental, que si hay que tener una fe fuerte frente al Islam, que si se nos está enseñando una falsa moralidad que nos hace alejarnos de la verdadera moral cristiana... y ahora los nuevos siete pecados capitales, que los de antes ya no motivan.

El caso es que resulta vergonzoso cómo el Papa utiliza el terrorismo islámico como arma propagandística para el catolicismo: contra el avance del peligrosísimo Islam todos hemos de unirnos tras la bandera de Cristo, viene a ser su premisa. He de reconocer que en los primeros días de su mandato el nuevo Papa me caía mejor que su predecesor, el pro opusiano y ultraconservador Juan Pablo II. Le acusaban de ser el prelado encargado de la defensa de la fe, la nueva inquisición lo llamaban, pero esto no era más que una tarea teórica. Es decir, el decía cómo eran las cosas sin discusión según la religión revelada, pero lo hacía para aquellos que profesaban esa religión, y punto. Sin embargo ahora se ha vuelto demasiado expedicionario y se adentra en aguas peligrosas: parece querer imponer su catolicismo férreo a todo el mundo sin importar nada. Al menos a toda Europa.

El fragmento anterior viene no porque se ponga en tela de juicio la actuación del Vaticano, que a eso ya estamos acostumbrados, sino porque quien lo hace es un periodista marroquí. Por eso que me haya llamado la atención: se trata, por fin, de un musulmán promoviendo el laicismo y diciendo que la religiosa no es la forma adecuada de gobierno. Es la primera vez que veo a un musulman criticando al islam, es la primera vez que veo a un musulmán criticar al catolicismo sin encender teas. A ver si a partir de ahora sale alguno más.
*Sí, sé que el post llega un poco tarde, pero es que lo escribí y nunca lo publiqué (de hecho no publicaba nada). De todos modos no voy a explicar una vez más la poca importancia que le concedo a la actualidad informativa.

4/8/09

Las sorpresas de la capi (2)


Pues... si se ponen así de serios habrá que pedir un frapuchino ¿no? Cualquiera se atreve a pedir una cerveza por eso del calor; pero si esto también está frío. Lo único es que no creo que la montaña esa de nata que lleva por encima quite demasiado la sed, pero eso son tonterías sin importancia, no hay que ser tan quisquilloso.

Además nos regalan una pelota y todo. Para la playa. Menos mal que no se les ha ocurrido escribir que "frapuchino por cojones", porque no quiero ni pensar en cuál sería el regalo. La verdad es que a mí esta publicidad agresivo chistosa dejó de hacerme gracia a los quince años, y no sé por qué pero no creo que ningún adolescente vaya a ir a una terraza a tomarse un café que cuesta lo que una coca-cola.

2/8/09

Diarios madrileños (5)


Incluso algo tan inocuo como sentarse en un banco a leer resulta peliagudo para mi salud mental en esta ciudad. Seré telegráfico, literalmente:

Llego a un parque. Stop. Me siento en un banco a la sombra. Stop. Quedan libres otros cuatro bancos a la sombra a mi alrededor. Stop. Llegan dos viejos y se sientan en el mismo banco que yo, empujándome ligeramente a un lado. Stop. Llegan dos viejos más y los primeros se levantan. Stop. Vuelven a sentarse, uno directamente sobre mí por lo que tengo que levantar mis manos para impedir ser aplastado. Stop. No se oye ni una disculpa. Stop. Uno de los viejos me espeta: Muévete para allí ¿o qué?

Me largué de allí, aunque debería haberlos echado a ellos. Hace un año no me habría movido, o al menos les habría contestado como merecían. Eso es lo que más me jode. Además de tocarme los huevos a diario, esta ciudad me está ablandando.