29/8/09

Diarios madrileños (6)


Madrid ha hecho ya lo último que le podía permitir. Han robado a mi novia EN LA PUERTA DE CASA. El bolso con la cartera, toda la documentación, un Samsung Omnia recien comprado... Háganse a la idea. Ya no acepto medias tintas: al próximo que me hable bien de esta puta escoria de ciudad le cruzo la cara. Necesita un Nerón que la haga arder hasta los cimientos para reconstruirla entera, porque está podrida hasta el tuétano, ningún buen sentimiento me despierta ya. Y la policía ha tardado una hora en tomarle declaración para cursar la denuncia, supongo que para darles tiempo a los ladrones de usar todas las tarjetas y hacer unas cuantas llamadas a la otra punta del mundo. ¿Pues no estoy empezando a apreciar la filosofía de Charlton Heston?

2 comentarios:

Galatea dijo...

Esta mañana estaba leyendo el periódico y por él me he enterado de que Laura Alonso, una chiquilla de 19 años, fue encontrada ayer en Orense asesinada. Un alemán fue detenido en Ceuta por homicido y por posesión de material pedófilo. En Benidorm fue arrestado el narco vallisoletano Amancio García. Philip Garrido, un estadounidense, secuestró y violó a una niña durante 18 años en California.
Me dan unas ganas de coger una escopeta y cargarme a todos los gallegos, ceutís, alemanes, vallisoletanos y californianos del mundo y luego quemar sus respectivas ciudades. Y es que yo pensaba que todas estas cosas sólo pasaban en Madrid. Ahora resulta que el resto del mundo tampoco es un lugar demasiado seguro.

Black Queen dijo...

Creo haber dicho arriba que no admitía medias tintas, pero bueno. Como te dije por teléfono, esto, para mí, ha sido sólo la gota que ha colmado el vaso. Pero ya que insistes te explicaré la causade mis odios hacia esta ciudad.
Madrid tiene unas infraestructuras lamentables para una capital de estado, y que en muchos casos se ven superadas por capitales de provincia o ni eso: Bibliotecas sin wifi (aunque de unos meses a esta parte han empezado a poner en algunas, no en todas), ni pensar en wifi en zonas públicas, un sistema de transporte público que sí, llega a todas partes pero es lento (lentísimo) e ineficiente, con con trenes que se estropean continuamente, escaleras mecánicas que casi nunca funcionan, accesos construidos pensando en cabras montesas, carteles indicadores colocados por algún subnormal (se trata, probablemente, del único metro del mundo dentro del cual te puedes perder), etc.
En lo referente a los madrileños, son de lo más maleducado e irrespetuoso que me he echado a la cara jamás. Tú te quejarás mucho de que en Barcelona te hablen en catalán, pero aquí no lo hacen porque no tienen otra lengua más que el español. Porque yo soy español y no se pueden hacer los suecos, pero a mi novia, en más de una ocasión, si no ha entendido a la primera lo que le decían(y es que hay gente verdaderamente afásica), los madrileñitos simpáticos se han girado directamente ignorándola o le han respondido enfadados. Son gente que no parece conocer en su mayoría las palabras gracias ni perdón y que te pasarán por encima sin mediar palabra para llegar a donde quieran. Son gente que cuando van al volante no respetan a ningún peatón (me han pitado por cruzar un semáforo en verde para mí mientras él lo tenía en ámbar, y este es sólo 1 ejemplo de cientos), y cuando son peatones no respetan nada (he visto ni sé ya cuántas veces a ambulancias con las sirenas puestas tener que parar a esperar porque a los madrileñitos simpáticos no les apetecía dejarlas pasar, con el consiguiente peligro de quien llevaran en su interior y para el que el tiempo es vital).
Y como guinda del pastel, esto. Ya sé que hay gente mala en todas partes, pero es que aquí no hay gente buena. El hijo de puta que le robó la agarró del cuello y le cortó la respiración hasta que casi se desmayó para que no pudiera gritar y claro, la pobre estaba histérica y ahora está asustadísima. Qué quieres que te diga, le deseo que lo maten a cuchilladas en algún callejón, y que le duela, y que sepa que la vida se le escapa sin remedio. Porque si crees como yo que no hay otra vida después de está, no veo por qué extraño motivo tenemos que compartirla con ese tipo de escoria.