8/10/08

Arriving Madrid


Pues ya hemos dado el salto. Hace ya un mes que abandoné Barcelona (la ciudad de mis amores, por otro lado, lástima de catalán) y ya he aterrizado en Madrid. Veremos cómo me trata ésta. Tiene dura competencia, todo hay que decirlo, pues los últimos seis meses en la anterior fueron realmente buenos. Ahora da comienzo la búsqueda de piso: si antes el casting lo hice yo, ahora me toca de nuevo ser el aspirante.

Por otro lado, la competencia entre ciudades es algo que prácticamente carece de sentido. No tiene sentido entrar en comparaciones cuando las diferencias son tan obvias: Barcelona sale ganando de calle, aunque sólo sea por una cosa: en Barcelona sabes cuándo estás en el centro de la ciudad. Aquí el centro es un ente tan abstracto que abarca un terreno igual al de la superficie total de la ciudad condal. Hay muchos centros en Madrid, he llegado a oír. Vamos, que la única forma de situarse aquí es aprenderse el plano de la ciudad de memoria, qué se le va a hacer. El viejo truco para orientarse en Barna de nada sirve ya: a un lado se veía la montaña y al otro el mar (o se vería si los edificios no lo taparan, aunque el sólo hecho de no ver montañas era más que suficiente para saber que el mar estaba allí).

Y la avenidas fachada. En Barcelona había muchas así, pero eran un trabajo de principiantes comparado con lo que aquí puede verse. Si allí caminabas por una avenida y nada más meterte por una de sus bocacalles parecía que habías ido a parar a un pueblecito, aquí al girar la esquina más bien parece que has cruzado una especie de puerta interdimensional y has ido a parar a un barrio de chabolas del tercer mundo. Supongo que a todo se acostumbra uno.

Y el metro. No tengo palabras para hablar del metro de Madrid. Bueno... sí las tengo. La primera impresión fue buena: bajé a ese submundo y no sentí el calor agobiante que inunda los pasillos del metro de Barcelona. Un punto a su favor. Luego vino el resto. Casi no llego a la estación. Porque la estación no está precisamente nada más bajar (pero ni una), sino que hay que atravesar medio millón de pasillos, con unos carteles indicatorios capaces de hacerte estar dando vueltas ahí abajo hasta hacerte perder la razón. Debe ser el metro peor indicado del mundo. Por otro lado parece que de los vagones tira el caballo del malo. Es realmente lento. Si hubiera una pintada hecha en la pared en alguno de los túneles podrías leerla perfectamente al pasar.

Bueno, dicen que Madrid no gana a la gente por su belleza sino por no sé qué otras cosas. Además, todavía no he hecho ninguna incursión al Madrid de los Austrias, que seguro cambia mi visión de todo esto. Bueno, los primeros días nunca son perfectos. Mejorará.

1 comentario:

Re-Atum dijo...

Si es que como en Barcelona .... Te lo dice uno que ya vivió en Madrid, y le quitas la fachada de la Gran Via y la Castellana, y pasas a cualquier ciudad de provincias. De todos modos espero que te vaya bien en la capi. Creo que Barcelona se vive de dia, y Madrid de noche. Ya me contarás.
Saludetes desde la ciudad condal, la ciudad más grande de España (Madrid es Villa)