14/10/09

El imbécil del balcón


Hay gente que debería nacer con un par de hostias bien dadas de serie, a ver si así se les quitaban las ganas de andar tocando las narices. Estaba yo aparcando el coche hace apenas media hora, y en el sitio que había elegido (lo de elegido es un decir, porque hay que ver cómo está el patio) alguien había colocado una valla que estaba poco menos que arrojada allí. Por miedo a rayar el coche con la condenada vallita (y de paso para que no lo rayaran los que vinieran detrás) me he bajado y he colocado la valla sobre la acera, pegadita a la puerta de garaje frente a la que estaba para que no molestara. Antes de ello por supuesto que he mirado que no hubiera allí ningún vado, y como no lo había, pues no he estado dispuesto a dejar de aparcar yo mi coche, con lo difícil que está el asunto, para que nadie tuviera una plaza de garaje propia y gratuita a mi costa.

El caso es que he aparcado y al bajar del coche un señor mayor (y lo de señor es otro decir) me ha soltado desde un balcón: "¿Qué? Así se queda ¿no?". Yo, que no había identificado ningún tono malicioso en su frase (y la verdad es que me había costado bastante aparcar, así que podía ser incluso jocosa), le he respondido con total naturalidad: "Pues sí, de ahí ya no se mueve". Momento en que el ser involucionado de edad avanzada ha comenzado a proferir gritos y a decirme que iba a denunciarme y no sé que sandeces más.

No voy a hacer más comentarios, de todos modos qué más comentarios pueden hacerse de un tipo que pasa toda la mañana apoyado en su balcón de un primer piso para ver con quién puede discutir ese día, para arrogarse el derecho de decir a los demás lo que deben hacer, para tocar las narices en general a todo el que pase. Porque de algo estoy seguro: ayer la emprendería con otro, y mañana, sin duda, con otro más.

*Nota: El de la foto no es el que me ha gritado a mí. Éste hasta tiene cara de majo.

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