
Siempre debe huirse de la astucia, porque la fortuna y la fama están prefijadas de antemano. La verdad y un obrar recto son producto de la virtud y a veces llegan a alcanzar la edad misma del cosmos. La arrogancia, por el contrario, atrae la cólera del Cielo. No importa que su reacción parezca tarda en producirse; siempre termina dándose. Su implacabilidad es tan cierta como la de la venganza.
Viaje al oeste, Cap. VII
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