6/11/09

Viaje al Oeste (4)


Es curioso ver cómo los mismos temas e historias casi paralelas se repiten en las distintas literaturas, por alejadas que parezcan sus respectivas culturas. Un héroe libera un arma de la prisión en la que permanecía encerrada, y ésta, de poderes invencibles, recibirá un mal uso por parte de su dueño, lo que finalmente provocará su caída.

¿Les suena de algo? Seguro que todos están ya pensando en Excalibur; pero bien podría tratarse de la Barra Complaciente de los Extremos de Oro de Sun Wu-Kung. Les pondré en antecedentes. Cuando el Rey Mono pide un arma y ninguna de las que le presentan le agrada, el Rey Dragón del Océano Oriental lo lleva hasta la barra que mide la profundidad del Río Celeste. El Rey Mono será el único inmortal que consiga empuñar la barra, que se convertirá en su arma a partir de ese momento. Por desgracia, las acciones que con ella acometerá no serán las más adecuadas: obligar al Rey Dragón a proporcionarle una armadura y un casco, borrar su nombre del libro de la muerte, exigir un título entre los dioses, devorar los melocotones de la inmortalidad, arrasar las estancias de Lao-Tse y declarar la guerra al Emperador de Jade (la más alta autoridad en los cielos, algo así como Zeus para los griegos). Por todos esos crímenes será finalmente derrotado por el maestro budista Tathagata, que lo encerrará bajo la Montaña de las Cinco Fases con un anuncio: "Una vez que se hubiera cumplido el tiempo de su castigo, acudiría a liberarle un enviado del cielo. [...] Si algún día logra obtener la libertad, se pondrá al servicio de Buda y emprenderá un larguísimo viaje hacia el Oeste."

Y ahí tengo detenida la lectura, a la espera de que Sun Wu-Kung sea liberado. No pueden negarme que, con ciertas diferencias, las dos hitorias son, digamos, similares: ambas son la historia del instrumento divino de justicia cuyo uso se pervierte. Pero lo sorprendente es que la historia se repite en casi todos sus pasos. Aunque a partir de ahora las historias se separarán, pues si la del Rey Arturo es de destrucción, del hombre que sucumbe a sus pasiones y de cómo la sociedad utópica es destruida por el afán de poder, la del Rey Mono es, en cambio, una historia de superación en la que el espíritu debe elevarse por encima de las pasiones (a nadie se le escapa que Wu-Kung no acaba muerto como Arturo, sino encerrado a la espera de su liberación y su redención). Sun Wu-Kung comenzó en las alturas y cayó por no atender a lo que todo el orden celestial le indicaba. Ahora deberá tomar el camino de Buda (el hombre sabio) y emprender su Viaje al Oeste para purgar sus culpas y alcanzar la iluminación, porque la historia del Rey Mono no es la historia de un reino, sino de la individualidad que debe aprender a superarse como camino de aprendizaje.

3 comentarios:

妖妖 dijo...

Ya sabes es un libro de 1522~1566.En esa época,la vida era muy muy dura,por la culpa del emperador. Ese autor escribió la novela para expresar su corajina y deseo. Sigue leyendo mi amor,te va a gustarlo un montón.:-)

Black Queen dijo...

Ya me está gustando. Pero por su volumen temo que voy a pasar todo el 2010 leyéndolo.

妖妖 dijo...

Entonces tengo todo el año para buscarte otro libro gordo.Así no te aburres sin mi. Ai ni~