17/3/08

Vacaciones


Llegan por segunda vez las vacaciones de Semana Santa, y con ellas las tan temidas historias de amigos y conocidos que cuentan y cuentan sin parar todo lo que pretenden hacer, a dónde quieren ir, con quién van a marcharse... y todo ello sin preguntarse ni por asomo si tenemos el más mínimo interés en saberlo. Y digo por segunda vez porque en mi traslado de Cataluña a Navarra este año estoy sufriendo el doble. Pasé toda la semana pasada oyendo historias más o menos fantásticas sobre lo que la gente pretendía hacer, y ahora toca repetir (peor serán las historias de regreso, aunque esas al menos sólo las padeceré una vez). Algunas eran historias lógicas, de gente de fuera que regresaba a sus casas (yo mismo soy un caso), y era normal que expresaran su ansia: "tengo unas ganas de volver a Grecia/Italia/Irán/Suecia/Galicia." Otras, y estas son las que me molestan, llegaban anunciando que en Semana Santa se iban a ir...

En cuanto se oyen esas palabras tiene uno que echarse a temblar, porque nunca acaban ahí. No digo que no quede ya nadie que anuncie su viaje y si su interlocutor pregunta lo cuenta, pero si no dice nada pues se calla y a otra cosa. Pero son los menos. Lo normal es que comiencen una historia, por lo demás aburrida, sin importar si quieres oírla o no, con capítulos tan emocionantes como:
-La espera en el aeropuerto.
-Lo que desayunamos aquella mañana.
-Cuando nos equivocamos de autobús.
-La comida tan rara de aquel lugar.
Y el broche de oro en toda historia vacacional que se precie:
-En el aeropuerto nos perdieron las maletas.


Y además es que algunos cuentan por contar, vamos, que ni siquiera tienen relato vacacional que soltar y se lo sacan de la manga. Caso real de hace una semana (juro que yo me limitaba a escuchar, porque si llego a abrir la boca...):
-Pues esta Semana Santa no voy a ir a casa porque me voy a Cádiz, no sé cuándo voy a volver a mi tierra.
-Bueno, al menos aprovechas y vas a un sitio distinto.
-Sí, porque además Cádiz tiene (y aquí empieza una descripción palmo a palmo de la ciudad).
-Vaya, ¿ya habías estado antes?
-Sí, mi padre es de allí y voy a casa de mis abuelos. Vamos bastante a menudo.
¿De modo que me has estado soltando que no vas a tú tierra, que te vas de vacaciones, lo emocionada que estás, y resulta que vas a hacer un viaje que equivale a lo que cualquiera llamaría irse al pueblo? Eso es la enfermedad de tener que contar unas vacaciones a toda costa. Si te vas, disfruta, pásalo en grande, pero ten en cuenta que es posible que a los demás no nos interese. Y por favor: GUÁRDATE TUS FOTOS. Nada más soporífero que alguien explicando lo que ya estás viendo en las fotos.

Yo, por mi parte, creo que en junio iré a Glasgow al concierto de Jonathan Davis y quizá luego me pase por Atenas o Módena, estoy allanando el terreno. Ya mostraré las fotos y les contaré.

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